Se puede caer en la trampa de pensar que lo ideal es estar de acuerdo en todo o casi todo con la pareja, de hecho, es probable que se pueda sentir decepción cuando el otro difiere de nuestro punto de vista y aparecen las diferencias de pareja, lo que suele interpretarse como algo personal, es decir, pensar que la idea que defiende la pareja tiene que ver conmigo, mis pensamientos, actitudes y emociones, siendo el momento en el cual aparece la actitud defensiva, tan dañina en la relación de pareja.
Este último punto representa la clave, puesto que, las conversaciones que se tienen desde la actitud defensiva tienen altas probabilidades de acabar en una discusión. Desde esta perspectiva se busca a toda costa tener la razón de algo o prevalecer sobre la opinión del otro, lo que inmediatamente coloca a la pareja en el objetivo a alcanzar, buscando “GANAR” sobre todos los medios la discusión sin saber muchas veces por qué o para qué.
Manejar de esta manera las diferencias de pareja, así como acabar en discusiones que muchas veces no tienen sentido, producen heridas que afectan significativamente la relación de pareja y causan un dolor invaluable, convirtiéndose en un círculo vicioso que deteriora la relación y se explica de la siguiente manera:
Si nos lo planteamos ¿Cómo podríamos hacerlo?
Siguiendo estas premisas las discusiones no acaban siempre en acuerdo, pero sí se habrá logrado abordar las diferencias en la pareja desde la comunicación, sin herir al otro o a nosotros mismo, rompiendo el círculo vicioso y aprovechando estas diferencias para crecer juntos y fortalecer el vínculo.
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